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ARTÍCULOS: PERCEPCIÓN 

El presente


El presente

Nuestra vida se pasa solamente en el presente. Diferentemente del presente, el pasado y el futuro existen en nuestras mentes apenas como recordaciones e ideas. ¿O cree usted ser posible alimentarse de los recuerdos de ayer, o a partir de la idea del almuerzo de mañana? ¿Puede usted amar alguien ayer o mañana? ¿O al menos declarar su amor por esta persona en el pasado o en el futuro?

Aunque todo se pase solamente en el presente, el momento presente puede ser solamente percibido a través del espíritu, mientras el ser humano lo viva profundamente. Todos ya deben tener experimentado dicha sensación en momentos que sintieron amor profundo por alguien, fueron sorprendidos por algo extremamente bello, vivieron una grande felicidad. O todavía en situaciones de emergencia que requieren atención, o durante algún periodo de tiempo cuando era necesario actuar inmediatamente. Estas son las situaciones que traen el hombre a estar presente en el presente, prestando atención al que se pasa exactamente en este instante, interrumpiendo sus pensamientos por un momento.

Mismo en el apogeo de su fuerza sexual, el mundo de la razón temporariamente perece, permitiendo que sienta el momento presente, aunque el hombre sea frecuentemente incapaz de sentirlo debido a su vida exclusivamente racional. Sin embargo, es el sentimiento de la eternidad, el cual experimentamos en el momento presente, que nos llena de felicidad; y no las situaciones propiamente dichas.

Un buen chiste también puede hacer con que la persona sienta el tiempo presente. El cerebro humano acompaña el texto del chiste, deseando, como siempre, ser perspicaz. El chiste, sin embargo, termina ilógicamente y de una forma completamente distinta e imprevisible, haciendo la mente “reprogramarse” y desactivarse por un momento. Entonces, reímos del placer que experimentamos en el momento presente.

La concentración es también un estado muy típico en músicos. Cuanto mejor el músico, más atención mantiene o, cuanto menos pensamientos permítase tener, mayor se torna su capacidad de sentir la música. Los pensamientos están en nuestro camino cuando escuchamos una música porque la mente humana es lenta e insuficiente para rápidamente asociar el rápido cambio de melodía y ritmo.

Para ilustrar como el pensamiento puede obstruir la performance de un músico, veamos como ejemplo la historia de un pianista quien siempre tenía miedo al tablado durante sus conciertos, lo que lo llevaba a cometer muchos errores. Cierta vez, después de un concierto, su profesor, ya harto de este problema, le dijo: “Para de pensar sobre lo que las personas pensarán de ti! Simplemente toca! Toca solamente por la música! Siéntela en su plenitud! Siéntela como si nada más existiese”. Él dijo estas palabras tan seriamente que su pupilo al final escuchó su consejo y no más esperó por la aprobación del público. Entonces, el miedo del tablado desapareció, juntamente con las ideas sobre lo que las personas pensaban, y él paró de cometer errores. Al mismo tiempo, su habilidad para tocar y sentir la música se ha perfeccionado. Finalmente, se ha tornado un talentoso pianista.

Así es también en otras áreas de la vida. Personas quienes observan atentamente todas las “pequeñas cosas”, las cuales los demás dejan pasar por su constante pensar. Son exactamente estos pequeños detalles que llevan a la perfección de su trabajo y los tornan maestres. Solimos decir: estas personas son inteligentes, privilegiadas, poseen un talento o una dádiva de Dios... pero son bien sucedidas, en la mayoría de las veces, porque viven el presente, y no devanean en pensamientos. Y esta dádiva para percibir la realidad por el espíritu y vivir alerta en el presente, es algo que nosotros todos tenemos. Aquellos que usan esta dádiva, simplemente no ocultan su talento.

Vivir en el presente significa estar libre del constante flujo de pensamientos que frecuentemente sobrepone por completo nuestra más profunda consciencia. Pues, si usted se queda pensando en algo todo el tiempo, el espíritu no logra expresarse. Luego, solamente vemos una pequeñita parte del presente, de lo que está al nuestro contorno y en nuestro interior, también de una forma muy superficial. Es por eso que muchas personas dejan de disfrutar el presente. No es de admirar, cuando ellos mal lo perciben...

Para evitar confusión, debo decir que no es errado usar el cerebro como herramienta, cuando necesitamos hacer algo. Es por eso que lo poseemos. Igualmente, es bueno que recordemos el pasado para extraer lecciones a partir de lo mismo, y también deliberadamente planear el futuro. Pero no es absolutamente correcto permanecer constantemente pensando en el pasado o en el futuro, y también dejar escapar nuestro presente, que es el tiempo en que de hecho podemos actuar y modificar algo.

Aquello que sucedió hace un día, hace una hora, o hasta mismo tras un segundo, ya pertenece al pasado. Usted no puede cambiar lo que ya pasó. ¿Entonces por que seguir analizando todo sobre viejas situaciones, sobre lo que hicimos o dejamos de hacer, sobre lo que deberíamos hacer o no, y sobre como sería si hubiéramos hecho de forma distinta...? Muchas veces hasta mismo pensamos por otros, les poniendo en situaciones imaginarias...

Igualmente, las visiones del futuro son solamente nuestros deseos. Pero nuestro futuro será indudablemente solamente cuando lo creamos a través de nuestros pensamientos, palabras y acciones en el presente. Luego por que vivir en el pasado o soñar con el futuro? De esta forma, solamente nos hurtamos de la vida que está siempre ocurriendo solamente en el momento presente. Todos los momentos preciosos pasarán sin haber brindado la felicidad, toda vez que no los vivimos; las oportunidades para los buenos cambios pasarán inadvertidamente.

“Vivir” de recuerdos e ideas también trae sufrimiento, pues el hombre, a través de su pensamiento, define límites estrechos de vida y cría el concepto del tiempo. El sufrimiento solamente es posible en este tiempo psicológico creado, que origina la comparación. “Eran buen tiempos, pero ahora terminaron... y quien sabe lo que va a ocurrir”. Se compara la situación pasada con una visión del futuro, o de lo que ha pasado hace mucho tiempo con lo que pasó recién, por ejemplo, una situación que ha ocurrido ayer con una que ocurrió hoy día. Así el propio presente corre inadvertidamente y el hombre oprimido. Sin embargo, sufre solamente por el hecho de cambiar el vivir en el presente, por el pensar sobre la vida.

“Cuando trabajo, pienso en mi novia, y mientras estoy con ella, pienso en mi trabajo. ¿Qué hago?” Muchas personas pasan por problemas como este. Porque permanentemente lidian con algo más que no está ocurriendo en aquél momento, la vida no las trae ninguna satisfacción.

Por otro lado, si viven en el presente, hasta mismo situaciones desagradables no las traen sufrimiento. El sufrimiento mental surge solamente debido al pensamiento sobre la vida y a las suyas comparaciones. ¿Por fin, al caminar en la calle, el hecho de que algo desagradable haya ocurrido en su vida, por ejemplo, un rompimiento amoroso, significa algo? ¿Las flores, los árboles y las casas al su rededor cambiarán, ahora en que él no más tiene su compañera? Sin embargo, mientras camina y no piensa sobre lo que ha pasado, no hay sufrimiento. Si vive en el presente, él ve la vida en su contorno como realmente es, llenándola con felicidad. Alcanza ver las flores con su sencilla belleza, siente su agradable y refrescante olor, siente las manos cuidadosas del jardinero quien las cuida, así como siente el poder de la vida que fluye en todo y que trae vida a todo. Cuando uno vive en el presente, no hay razón para sufrir.

El mundo de las ideas es negativo porque también suele ser completamente irrealista. Cuando pensamos sobre lo que ha ocurrido, sobre lo que alguien dijo... colocamos nuestras propias ideas sobre nosotros y sobre los demás. Cambiamos sus propiedades o las ajustamos por completo, para que ajústense a nuestra história. Nuestras histórias son basadas, evidentemente, en hechos reales, pero siempre las registramos en nuestras mentes de forma destorcida y modificada. Hemos nos tornado tan hábiles en esto que, en general, no lo percibimos.

La madre dice a su hijo: “Lo tome prestado a ella y se me olvidó devolverlo. Y ella me había dicho que lo precisaba con urgencia. ¿Qué vas a pensar? ¿Debo confesar que recordé pero preferí asistir TV? ¿O debo ofrecer alguna compensación financiera por el retraso?” Un pensamiento lleva al otro, cuando de repente surge el cierto! “Yo no se la devolví porque yo no he conseguido caminar. Yo he torcido mi tobillo”. “No te ríes, ¿no ves como estoy confusa?”, dice al hijo. De alguna manera, se ha olvidado que había herido su pie y que eso había ocurrido en aquella misma tarde. Algunas horas después, ella finalmente sale para devolver el objeto prestado y dice a su hijo: “Voy a devolverlo. Ayer no lo pude, por lo de lo tobillo.” El hijo se soprende “Pero mamá, usted ya lo ha resuelto. Aquí, delante de mí”. “No me lo digas nada, así lo fue. Tu ni siquiera ha percibido que tu madre está enferma, simplemente sales y no haces nada en la casa. Déjame ir!”

La mente del hombre no logra pasar para el momento presente. A él, este proceso es muy lento y molesto. Pero es posible crear su propio mundo en su interior, un mundo aparte de la realidad. Para muchas personas, eso parece más confortable do que vivir eternamente en el presente. Entonces, ellos vegetan en sus creaciones de pensamientos. Pero si viviésemos de recuerdos e ideas, en la realidad, no estaríamos viviendo nuestras vidas, pero solamente imaginándolas.

La incapacidad de parar de pensar constantemente es un problema, de lo cual muchas personas sufren. Somos esclavos de nuestros propios pensamientos. Con este pensamiento, raramente observamos que estamos haciendo – de otra manera no estaríamos destruyendo la posibilidad de la vida en la tierra e impidiendo lo restante de nuestras habilidades espirituales, las cuales podrían todavía estar despiertas para la vida. Sin embargo, no olvidemos que el cerebro humano está sujeto al material. Esto significa que la posibilidad de vivir en el mundo de la imaginación, en lo cual creamos nuestros propios pensamientos, terminará algún día para cada uno de nosotros, para siempre. Permanecerá solamente aquellos que revivieron su propia vida en el eterno presente.


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